Por octavo año consecutivo se realiza el Curso de Cuidados Paliativos, en el Hospital Gandulfo, cuya Directora es la Dra. Paula Torrisi, médica paliativista del Servicio de Oncología del HIGA Gandulfo.

“Año tras año, el curso sigue creciendo en participantes, calidad de los encuentros”, apunta la Lic. Cristina Cánepa, trabajadora social jubilada, hoy voluntaria de la Fundación Dónde Quiero Estar, en el Hospital Gandulfo, y agrega: “Hoy tenemos anotadas y asistiendo al curso de paliativos 105 personas, uno de los grupos más numerosos en estos 8 años”, expresa con satisfacción.

Es esta oportunidad el curso recibió a las voluntarias del Instituto de Oncología “Angel Roffo” (UBA), que realizan talleres y capacitaciones de cuencos tibetanos. Una experiencia que al principio puede sonar raro pero ya es una práctica instalada con mucho éxito. El voluntariado del Instituto Roffo, es una entidad sin fines de lucro, creada por el Dr. Perazzo y hoy continuada por el Dr. Álvaro Saurí, Jefe del Departamento de Cuidados Paliativos, que funciona ininterrumpidamente desde hace 46 años.

Las voluntarias del Hospital Roffo hicieron una labor de hormigas y hoy tienen un amplio reconocimiento institucional. Los cuencos forman parte de una estrategia, un recurso más en los cuidados paliativos.  Según nos relata la Lic. Cánepa, voluntaria en el Servicio de Oncología del HIGA Gandulfo los médicos del Roffo al principio opusieron resistencia, pero se fueron acercando a la vibración de los cuencos y ahora les preguntan: “¿Cuándo vienen los de los cuencos?!!!” O, reciben pedidos: “Por favor, poneme en modo cuenco un ratito que tengo que ir al quirófano y en realidad no es mi mejor día”. “Es muy bueno que puedan aceptar que hay otras disciplinas que pueden ser complementarias, para predisponerlos mejor”. “Habrá gente más o menos convencida, más predispuesta o con cierta apertura.  Otros van entrando lentamente porque se dan cuenta que a los sumo lo que logran es parar un poquitito y quedarse un ratito con su interior. Estamos todo el día corriendo atrás de algo, del tren, del horario, de la familia, de la comida, del auto,  y si  encima estás enfermo entonces cuándo podés parar y dedicarte un ratito a vos y qué te pasa con esa dolencia siempre es reparador”, dice convencida y concluye: “Justamente esa introspección es la que se busca con los cuencos tibetanos. Y la respuesta la ves en sus caras, cuando salen de esta hermosa experiencia”, expresa Cristina con complacencia.

Curso de Cuidados Paliativos en el HIGA Gandulfo

El curso de Cuidados Paliativos en el Hospital Gandulfo, tiene por objeto capacitar sobre el manejo de pacientes en la etapa terminal de su enfermedad. Se trata de facilitar herramientas para el trabajo interdisciplinario. Conocimientos básicos en el manejo de opioides, nuevas normativas de directivas anticipadas y muerte digna. El uso apropiado de recursos, la red de voluntariado, entre otros variados temas.

La capacitación comienza en el mes de mayo y se extiende hasta las vacaciones de inverno. Se extienden certificados y está destinado a médicos, psicólogos, enfermeros, trabajadores sociales, terapistas ocupacionales, kinesiólogos, musicoterapéutas, acompañantes terapeúticos, voluntarios y/o familiares de pacientes.

La Dra. Paula Torrisi y la Lic. Cristina Cánepa coinciden en señalar que la especialidad de cuidados paliativos necesita muchos recursos humanos para atender el control de síntomas y la calidad de vida. “Es casi tan importante como los cuidados curativos. Atiende a una unidad de atención: paciente y su entorno más cercano, su cuidador principal”, explican.

Los cuidados paliativos van involucrando una cadena interminable de solidaridad, de redes, de pacientes, de familiares. En el Hospital Gandulfo, el servicio de Oncología tiene un cuerpo de voluntarias del LALCEC, del Voluntariado y de la Fundación dónde Quiero estar que realizan pintura, reflexología, tejido y realidad virtual para quimioterapia.

El voluntariado tiene que estar muy bien organizado, expresa la Lic. Cristina Cánepa. “No es una cosa fácil. A veces, el voluntario piensa que bueno voy o no voy. Y cuando el voluntario no viene, se pierde la continuidad y la confianza”. Por tal motivo siempre les pedimos a los voluntarios que nos avisen con tiempo si no pueden venir para pensar en otra estrategia, para que el paciente pueda seguir pintando su cuadro, o la tarea que elija”, opina Cristina, con su doble experiencia como trabajadora social y como voluntaria.